viernes, 14 de septiembre de 2012

Peñas Blancas-Pujerra-Juzcar-Cartajima-Sierra de las Nieves-Puerto de la refriega-Castaño Santo-Estepona

Dice Einstein, que hay una una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: es la voluntad. Por lo tanto decidimos hacer uso de esta para poder hacer la ruta que teníamos entre manos, una ruta que exigía la reducción de fuerza para ampliar resistencia, y no solo física, el desarrollo de estes trayecto transcurre con el siguiente orden de acontecimientos:

Quedamos a las 08:00 en la redonda de la farmacia usero, para ello nuestro amigo cubeman puso a disposición de los demás renegados su furgón para el transporte de los equinos radiados y sus correspondientes jinetes, los primeros se iban sentando en los asientos de adelante siendo Ángelillo y Raúl los privilegiados en sentar sus traseros en el acolchado asiento, y los puntuales como Juanca y Alex se quedaron en el cajón de atrás como los podencos de caza, los cuales miraban con esmero desde la ventana del cajón trasero.

Llegados al puerto de Peñas Blancas, nos preparábamos para partir con gran entusiasmo e inquietud, saltando encima de nuestros asientos para poder partir con prontitud, empezamos a descender alegremente a espaldas de nuestra Sierra Bermeja, pasando por el inhóspito hostal hasta llegar a la derecha a un carril que daba lugar al comienzo de la ruta por pista entrando al quejigal, como era de esperar empezamos a utilizar la paciencia y por consiguiente el diálogo y las bromas para poder ir calentando como los buenos hornos A+, calentando lentamente, pues nuestro mayor seguro eran nuestras piernas por el momento.

Durante el transcurso por estos carriles, empezábamos ya a admirar las preciosas vistas que nos regalaba la Loma de Nicola, en el cual podíamos divisar el valle del Genal y sus pueblos, ello nos facilitaba el poder bajar de vez en cuando el ritmo para cambiar esfuerzo por placer visual. De vez en cuando nuestro colega Raúl nos adelantaba para poder grabarnos de frente, así mismo, como buen cazador de imágenes solía pararse el las zonas de arroyos empedradas para poder grabar nuestro paso y como no pillar una hermosa toma de alguna buena talega que otra, cosa que no ocurrió, algo que ya era raro. Salimos a la carretera asfaltada de Jubrique para poder volver a entrar pista en el carril inmediato que nos encontrábamos justo enfrente al Puerto de las Navillas, con el fin de buscar cauce hacia el pueblo de nuestro colega Félix, Pujerra. Las piernas comenzaban ya a apretar inconscientemente bajando piñones con el fin de buscar una avance más largo, las motores iban pidiendo algo más de acelerador.

Por fin comenzamos a obtener una respuesta visual a nuestro trayecto, llegamos al Puerto de el Perro, donde pudimos divisar el pueblo de Júzcar, lugar donde hicimos una breve parada para hacernos una par de fotografías para el recuerdo y como no bromear unos con otros, Alex se sintió atraído por la verde bola de castaño pinchada, menuda cara de hambre que puso, tras varios pisotones sacó el fruto de la castaña y tras darle un bocado la escupió con cara de Fary, pues estaba más verde que un striptiase de las tortugas ninjas. Tras estas risas y como una un depredador ve a su presa, nos lanzamos hacia Pujerra para poder hacer una parada en la fuente del pueblo, aquí hicimos otra parada para comer algo y llenar nuestros depósitos de vida. Preguntamos a algunos vecinos con el fin de poder llegar hasta Júzcar por carriles pero no tuvimos esa suerte, pues como buenos ciclistas de montañas, intentamos evitar el asfalto en la medida de lo que podíamos.

Recibidos los wayppoints que nos había dado este hombre fuimos rumbo a Júzcar por la carretera, no sin haber flipado antes con la tremenda distancia de la piscina municipal de Pujerra hasta el pueblo, pudimos admirar la gran falta de pereza que tenían los vecinos de este pueblo, no quiero parecer muy andaluz en lo que se refiere a magnificar, pero estaba como a una distancia de la totalidad de nuestro paseo marítimo, vaya pasada. Claro yo creo que es para no usar toallas y secarse de camino al pueblo mientras andan.

Bueno, tal y como iba y pasada la piscina municipal, nos encontrábamos a mano izquierda un desvío cuyo cartel nombraba el azulado pueblo de Júzcar, la bajada fue impresionante, prácticamente se podía apreciar el olor a freno quemado, era toda una locura en cuanto a velocidad se refería, uno de los nuestros comenzó a derrapar, pues por poco se sale de la carretera, pero como dice la ley de la gravedad todo lo que sube tiene que bajar, en este caso a la inversa; a medida que íbamos cogiendo la curva se iba descubriendo una impresionante pendiente que parecía dar lugar al cielo tenía un desnivel fuera de lo común y de generosa longitud. ¿ Sabéis que descubrimos después de subir exhalados? Exacto, lo que decía al principio, descubrimos un azulado cielo llamado pueblo de Júzcar, el cual nos abasteció de sus limpias fuentes de agua para poder repostar, como no, aprovechamos para hacer de las nuestras y tomar una graciosas imágenes con los animados pitufos que discurrían por las fachadas, Alex y Raúl tuvieron un pequeño romance con pitufina ( las fotos mejor que las busquéis en el álbum de la web, jejejeje).


Tras una gratas risas y deleite de nuestra vista, nos dirigimos rumbo a la salida del pueblo para volver a subir, esta vez con pendientes menos contundentes hacia el pueblo de Cartajima, mejor dicho, para pasar de largo rumbo hacia una venta, pues nuestros estómagos sonaban como los redobles de los trapecistas de los circos, nuestra elección fue la de la venta el Navasillo, que decir que no nos arrepentimos, pues Raúl y Alex se comieron cada uno un buen plato de Jabalí con patatas como los buenos Galos, mientras que Juanca, Ángel y Moisés se pidieron un buen bocadillo, he aquí donde recibimos la visita inesperada de nuestro colega Félix, que todavía se encuentra en fase de recuperación para unirse de nuevo al grupo. Aquí no escatimamos en cuanto a tiempo, nos pegamos una pedazo charla de algo más de una hora dándole reposo a la comida.



No cortos pero si perezosos, apretamos con pena nuestras calas a modo de chasquido en conjunto para ponernos de nuevo en ruta, para ello seguimos carretera hacia adelante para desviarnos a un kilómetro a la izquierda, por un indicación que ponía Parque Natural Sierra de las nieves, accedimos pos una inmensa puerta que nos daba ya lugar hacia este. A medida que avanzábamos nuestra pedalada se hacía pesada, era como su alguien nos cogiera de los maillots, la explicación era lógica, comimos como desmallados una comida demasiado copiosa, fruto del hambre que estábamos acumulando, para colmo nuestro colega Ángel decía que teníamos una sorpresa, pero por más vuelta que le dábamos a la cabeza no nos lo podíamos imaginar, pues viniendo de él, cualquier cosa estaba a la orden del día. Pasamos una ruinas arquitectónicas y observamos como el carril empezaba a cobrar pendiente, y he aquí la sorpresa, nuestro colega señalo hacia el cielo y dijo:

- Tenemos que subir a aquel pico.

Los demás de broma le decíamos con voz temblorosa y boca chica- Venga ya tío déjate de bromas.
Nadie se creía la barbaridad que nos estaba diciendo, pues nos quedaba poca sangre en el cerebro y mucha en el estómago, la palabra morriña circundaba y acariciaba nuestros oídos provocando algún bostezo que otro, pero nuestro colega sonreía como las hienas, al final sería verdad y todo. Pues si, la indicación se hizo efectiva y se fue materializando en forma de otra acojonante pendiente, el Jabalí de Alex y Raúl asomaba los cuernos por sus labios, y los picos de los bollas se podían ver asomando también de sus respectivas bocas, fue toda una batalla el poder llegar a la cima. Pero la naturaleza orográfica nos obsequió con un precioso regalo, tal y como dice el proverbio la paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces, pues como he dicho al principio había que estar mentalmente fuerte para poder superarse ante cualquier imprevistos de estos. 

Bien, el obsequio no fue ni más ni menos que el poder observar el puerto de la refriega, el cual era 30 Kilómetros de vertiginosos descensos, nos vino como agua de mayo, es más daban ganas de llorar de la emoción, pero mejor no expresar la emociones, era mejor ponernos de pie para bajar como motos por este carril, los saltos y derrapes estuvieron presentes por toda la ruta, bajamos los 30 km en 1:15 minutos, todo ello esperándonos unos a los otros.

Cogimos al final de este un desvío hacia la derecha para ir a la zona del Castaño santo, he aquí donde hicimos otra parada para pode renovar la calenturienta agua que contenían nuestros botes, desde allí bajamos hacia San Pedro para volver por las urbanizaciones de Guadalmina y Bel-air para nuestra querida Estepona, para colmo el ritmo de estos masocas no cesó, estaban sedientos de cerveza y ello provocaba que no se desvaneciera la fuerza, no sin acabar antes en el lavado de la gasolinera BP para darles un merecido lavado a nuestras sufridas monturas que tanta paliza aguantaron, con ello le quitamos todos los chasquidos y crujidos que el polvo dejó en estas.

Tras esta experiencia nos quedamos con un buen sabor de boca, habiéndonos quedado con ganas de más, nos pondremos maquinar otra como esta no dentro de mucho.

Abajo podéis ver el track y la imágenes tomadas, así mismo recordamos que actualizamos cada semana nuestro apartado de rutas a descargar.


Como última anotación en nuestro cuaderno de bitácora, he observado que si hay algo que nos caracterice, aparte de un montón de matices, uno de ello es la espontaneidad, a que me refiero, pues a que llegados al laguna village nuestro colega Raul tiró su bicicleta, se quitó las botas y con equipación incluida se tiró al mar para refrescarse, toda una sorpresa para nuestros cansados  sentidos. Amigos, esta gente no tienen remedio ;-)

Imágenes:
Estepona, Peñas blancas, Pujerra, Juzcar-Sierra de las nieves Estepona
Track:

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